Extracto de la obra de Marañón  "Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo" realizado en noviembre de 2002 por Fernando Castilla Brugger. 

Crónica sobre ALAEJOS, prisión de la Reina Doña Juana, esposa de Enrique IV , del mismo Fernando Castilla Brugger

  La pobre Doña Juana fue víctima del ambiente cortesano de su época y del monstruo de su marido que fue Enrique IV, esquizoide con timidez sexual.

 Su diagnóstico morfológico lo describe Marañón como displásico eunucoide con reacción acromegálica, y perturbaciones sexuales especialmente intensas. Doña Juana se encontró con un esposo que se había divorciado de su primera mujer, Doña Blanca de Navarra, después de 13 años de convivencia. Según el cronista mosén Diego de Valera, la mañana siguiente a la noche de bodas fue relatada de la forma siguiente:"El rey y la reina durmieron en una cama y la reina quedó tan entera como venía, de que no pequeño enojo se recibió de todos".

En la segunda boda de Enrique IV con Doña Juana aquél impidió la presencia de un notario y testigo en la real cámara la noche de bodas, como consecuencia de la mala experiencia en la boda primera. Los comentaristas del rey hacen alusión frecuente a sus "corrompidas costumbres", a sus obscenidades y a los deleites de su depravada vida. Su incierto comercio con mujeres hace prestar atención a vicios de mayor cuantía, la homosexualidad, que le inclina a la supuesta inducción al adulterio a sus propias mujeres. Palencia, que es el cronista que mejor conoce la vida del rey, dice que la primera mujer, Doña Blanca, de carácter equilibrado, se negó a secundarlo. Doña Juana más temperamental también se resistió al principio, pero posteriormente se vió involucrada en el escándalo de su primera hija: Juana la Beltraneja; y la aceptación de Enrique IV por el tratado de Guisando de que la heredera de su reino fuese su hermanastra Isabel la Católica y no su hija. Por fin Doña Juana encontró el amor de su vida en la persona de Pedro de Castilla, el Mozo, bisnieto de Pedro I el Justiciero. De esta unión nacieron dos niños mellizos: Don Apóstol y Don Pedro.

Doña Juana nunca más abandonó a su único amante Don Pedro. Su afección por él debió ser tan profunda que se sobrepuso a todas las consideraciones sociales. Su testamento es conmovedor. Pide que antes de morir sea echada en el suelo y no en ataúd, y con una coquetería de feminidad exaltada dice: "que sea enterrada en algún lugar hueco que no llegue luego la tierra sobre mí". Este es el principio de la historia de los Castilla Portugal.

ALAEJOS, PRISIÓN DE LA REINA DOÑA JUANA, ESPOSA DE ENRIQUE IV

Alaejos es una villa de 1.715 habitantes, situado en el suroeste de la provincia de Valladolid, y próximo a Medina del Campo. En este pueblo se encuentra el castillo donde estuvo encerrada Doña Juana por orden de su marido, Enrique IV de Castilla. Ayer estuvimos visitándolo a la vuelta de una visita histórica y cultural que hicimos a Medina de Rioseco, residencia del Almirantazgo de Castilla, desde finales del siglo XV en que Alfonso Enriquez establece su sede en la entonces villa, hasta casi el siglo XVIII.

Es curiosa la circunstancia de que la residencia de los Almirantes sea tierras adentro y a gran distancia de un puerto de mar. Volviendo a nuestro tema de Alaejos, la villa es pequeña y el castillo está en un extremo del pueblo, en estado ruinoso. La guía escrita de Alaejos dice literalmente en uno de sus apartados: “Un episodio que destacar de nuestra historia es el encarcelamiento a que mantuvo D. Alonso de Fonseca en el castillo de la villa a Doña Juana de Portugal, esposa de Enrique IV. Doña Juana logró escapar de la fortaleza descolgándose por el muro del torreón, llamado del “tocador”, para reunirse en Cuéllar con Don Beltrán de la Cueva”.

Nuestro inmortal Quevedo dice, en el siglo XVII, de los famosos vinos blancos de sus viñedos: ”Calienta más una santa bota de Alaejos que todos los tapices del rey de Francia”.

En la visita a la villa nos acompañó una guia de Turismo del Ayuntamiento, quien nos comunicó que se tiene intención de recuperar el castillo. Nos acompañó a visitar una magnífica iglesia, que se llama de Santa María, y tiene un maravilloso retablo mayor de Esteban Jordán, de estilo renacentista.

Podemos decir que hemos estado en Alaejos, pero pasarán bastantes años hasta que veamos reconstruido el castillo, que era nuestro objetivo en la visita a esta villa. La guia que nos acompañó hizo mención de una obra escrita por el farmacéutico de Alaejos, obra que se llama “La triste reina”, y que está editada en Medina del Campo. En ella describe la vida de Doña Juana.